Cuenca y Loja, bellas ciudades ecuatorianas

Cuenca y Loja, bellas ciudades ecuatorianas

Atrás dejé con pena la preciosa ciudad de Baños con todo lo que me ofreció. Había pasado unas semanas de voluntaria en el hostel Papacho’s, pero comenzaba mi travesía hacia el sur para cruzar la frontera rumbo a Perú. Antes haría dos parones en el camino para visitar las bellas ciudades de Cuenca y Loja. Sin duda, dos lugares que me sorprendieron bastante.

Mi viaje por Cuenca y Loja

Cuenca

Para llegar a esta ciudad desde Baños solo hay una empresa de transporte que opera la ruta, el precio es fijo: 10 dólares saliendo a las 10 de la noche con una duración de seis horas. Como el camino hasta Perú se iba a tornar largo decidimos hacer una noche en Cuenca. El viaje en guagua se tornó tedioso, aunque lo peor fue llegar a las 4 de la madrugada a Cuenca con el frío que hacía. Por ello, esperamos en la estación hasta que amaneciera para ir al alojamiento que habíamos reservado.

Fue a las 7 de la mañana cuando llegamos a casa de Gery, un amable señor que alquila habitaciones al precio más bajo de la ciudad. Por 12 dólares dormimos las dos en una habitación privada, incluyendo un delicioso desayuno y ducha de agua caliente. El hospedaje se llama Casa Rumi.  Está perfectamente cuidado al mínimo detalle desde la decoración, hasta la comodidad de sus camas, tal vez la más confortables de todas las que he dormido en el viaje.

La  ciudad

Teníamos todo el día por delante así que me dirigí al centro histórico en busca de alguna pastelería para desayunar. Hasta las 8 todo cerrado. Al lado de la catedral de la Inmaculada Concepción, en su vertiente derecha, hay en la esquina una pequeña pastelería con pan y dulces deliciosos. Después de reponer fuerzas nos dispusimos a visitar la tercera ciudad más grande de Ecuador. La impresionante arquitectura de sus monumentos me hizo trasladarme a cualquier urbe europea. Una arquitectura imponente y cuidada con unos finos acabados.

Partimos del Parque Calderón, punto de encuentro de comerciantes y ciudadanos. Entre los atractivos principales de la urbe se encuentran numerosas iglesias que mezclan diferentes estilos arquitectónicos. En total unas 11 con influencia española y francesa. Tal vez por eso caminar entre sus calles me resultó tan familiar. La visita continuó por el río Tamabamba hasta llegar a las ruinas de Pumapungo. Un parque arqueológico en medio de la ciudad.

Las ruinas incas

Pumapungo se puede visitar de forma gratuita. Se corresponde con un asentamiento indígena inca del siglo XV, uno de las más grandes del país. En su interior se puede observar el templo al sol. A la vez que distintas estancias dedicadas a la vida política, administrativa, social y religiosa. Es impactante ver cómo una ciudad «moderna» se desarrolla alrededor de esta gran riqueza cultural. Si te sitúas en la zona superior de las ruinas, puedes percibir como están alineadas con las montañas de enfrente, a la vez que con las estrellas y costelaciones. Así lo explican los paneles informativos. A mí me hace reflexionar en la degradación de las culturas ancestrales, que tantos conocimientos desarrollaron sin ninguna tecnología a su alcance. Pero ese es otro debate.

El puente roto y la Calle Larga completaron la visita de un día por esta preciosa ciudad cargada de historia, palpable ésta en el contraste de sus edificaciones. El día había sido largo, aunque más lo fue la noche anterior. Por eso decidimos ir a descansar al hospedaje de Gary, pues el viaje que nos quedaba por delante también se vislumbraba largo. Definitivamente ha sido acertado visitar Cuenca y Loja.

Loja

Al día siguiente tomamos un transporte a la ciudad de Loja desde Cuenca. Hay varias compañías de transporte que operan esta ruta, el precio es similar: 7,5 dólares. El viaje es más corto en comparación con otras rutas que he hecho por el país ecuatoriano: 4 horas. Llegamos a Loja a medio día. En esta ocasión no hicimos noche, simplemente visitamos el centro histórico y esa misma noche tomaríamos una guagua hasta el paso fronterizo con Perú de la Balza. El viaje por Cuenca y Loja estaba siendo perfecto, las calles de las ciudades son realmente hermosas.

La ciudad

Llegar al centro histórico es sencillo. Tan solo hay que tomar la calle de la terminal terrestre de transportes hacia la derecha hasta una rotonda. Ahí hay que seguir por la calle de la izquierda: Avenida Gran Colombia hasta el Puente Bolívar. Aquí se encuentra la aclamada y transitada Puerta de la Ciudad, que bien recuerda a un castillo medieval. De ahí solo queda tomar la calle 18 de noviembre y ya estamos en el centro histórico.

Es una urbe bastante bonita y pintoresca, y que se puede ver en medio día. Su arquitectura es similar a la que existe en la ciudad de Cuenca, tal vez por esto las ciudades de Cuenca y Loja están consideradas como las más bonitas de Ecuador, junto con Quito . Callejear y apreciar la vida cotidiana de sus gentes es todo un lujo para la vista. Si tienes tiempo, es recomendable visitar el parque de Jipiro, al otro lado de la terminal terrestre.

En definitiva, Cuenca y Loja son dos ciudades preciosas para visitar, a las que se le puede dedicar un día a cada una. Son preciosas, pero pequeñas, y a no ser que quieras visitar zonas cercanas, dedicar un jornada es más que suficiente.