
Cacao de Costa Rica, ¿cómo se produce?
En zonas húmedas de Costa Rica existe una exquisita cosecha de cacao. Cómo muchas personas, soy amante del chocolate, así que no podía desperdiciar la oportunidad de conocer más acerca de este alimento. Visité entonces Rancho Raíces, una ecofinca en la región sureña de Puerto Jiménez, con Germán al mando de la plantación.
En datos, el cacao, junto al café y el banano, son los productos agrícolas más importantes que posee Costa Rica. Su producción representa el 5% de la exportación mundial de cacao. Una cifra bastante significativa si tenemos en cuenta que solo existe un 10% de proveedores de cacao gourmet en el mercado internacional.
Theobroma cacao es el nombre científico. Theobroma en griego significa «alimento de los dioses«. Cacao deriva del nahua «cacáhua». Los nahuas son un grupo de nativos de Mesoamérica que se extendieron por Centroamérica, hasta Sixaola, la frontera entre Costa Rica y Panamá. Este árbol de hoja perenne pertenece a la familia Malvaceae.
Rancho Raíces
La finca orgánica de German, herencia de su padre, está situada a 20 kilómetros de Puerto Jiménez, en el pueblo de Cañaza. Posee 20 hectáreas de plantación sostenible, no solo de cacao. También tiene bananos, maduros, plantas medicinales, piñas, guanábana, pichichibo, manzanillo de playa, anisillo, estrellón, y hasta un ceibo de 600 años, entre otros árboles y plantas.
Sin embargo, es la plantación de cacao, el fuerte del negocio de German. El tour dura unas dos horas y media. La visita comienza con un recorrido por la finca en la que el guía te explica las propiedades de cada planta medicinal que hay. Es un tour bastante interactivo, ya que te dan a probar las plantas y las frutas que allí se cultivan.
El cacao
Después del paseo, llega la parte que se centra en el cacao. En primer lugar, el guía te enseña diferentes árboles con diferentes tamaños del fruto. Éste es de color liláceo, muy llamativo. Posteriormente, coge uno maduro y lo parte por la mitad para que veas las semillas en su interior. Éstas están recubiertas por una especie de gelatina muy sabrosa, que para nada sabe a chocolate. Más bien, tiene un sabor muy dulce que recuerda a la fresca guayaba. Dicha gelatina que recubre las semillas, se extrae y se cocina durante horas para producir sirope.
Seguimos con el tour. Las semillas extraídas del fruto se colocan sobre unas planchas donde se dejan secar y fermentar durante 8 días. Posteriormente, se tuestan en cocina de leña, se les quita la «cáscara» que las recubre, y se muelen con el método tradicional. Éste está basado en el machaque con piedra. Por último, los granos molidos se pasan por una trituradora manual que los convierte en una pasta pura. El proceso se repite dos veces más.
Durante todo el proceso, puedes probar cómo el cacao va transformando su sabor conforme va cambiando su textura. Es sencillamente mágico y exquisito. Cuando éste pasa a ser triturado, desprende un color brilloso fruto del aceite que va soltando la propia semilla. Éste es el estado idóneo para reconocer un cacao 100% puro. Pues como nos contaba German, normalmente se extrae una pequeña cantidad de pasta pura de chocolate 100% y se mezcla con azúcares, leche, y saborizantes. Por lo que, el chocolate que se comercializa, poco tiene de cacao.
La mascarilla
El tour concluye con la posibilidad de aplicarte una mascarilla facial natural de cacao puro mezclado con aceite de coco. Los beneficios para la piel son fascinantes. Posee una gran cantidad de antioxidantes, humecta y suaviza la piel, suaviza las arrugas, calma la piel irritada, reduce la inflamación, y mejora la circulación.
Durante el tour, a parte de probar las variadas frutas que en la finca se cultivan, puedes probar dicha mascarilla y aplicarla en cara, manos y codos. Lo recomendable es mantenerla durante 2 horas y lavar con abundante agua. Pero, está demostrado que se pueden notar resultados después de 15 minutos.
Después de haber pasado unas horas en un ambienta natural, nos despedimos de German. No dudó en obsequiarnos con una bolsita de semillas de cacao listas para probar. Y la invitación para que volviésemos cuando quisiéramos. Pura vida.